Todavía resuena en los corazones de la Familia de Schoenstatt el Jubileo de los 75 años del tercer hito del 31 de mayo, una festividad llena de simbolismos que reunió a peregrinos de todo el mundo bajo el lema «Vamos el uno en el otro» en el Santuario de Bellavista. Una jornada destacada por los asistentes fue la del sábado 1 de junio donde se realizaron diversas actividades como eucaristías, talleres y charlas dirigidas exclusivamente para los más de 1500 peregrinos inscritos. Este fue el momento de abrir el corazón a la reflexión, conversación y oración.
Entre las múltiples actividades que hubo destacaron los «Encuentros Cenáculos», talleres formativos y de reflexión de diversas temáticas, Éstos fueron guiados por laicos y consagrados y los peregrinos del Jubileo podían inscribirse previamente y de manera voluntaria al que más les gustara.
Varios miembros de nuestro Instituto participaron en la creación y desarrollo de estos talleres y quedaron muy conformes con su resultado.
Talleres de sacerdotes del Instituto en el Jubileo
El P. Felipe Bezanilla impartió un taller enfocado en el modelado con arcilla enfocado en lo religioso que lo dejó muy contento. «Vi que las personas pudieron expresar de alguna manera original lo que ellos han experimentado personalmente en su fe y en Schoenstatt. Eran mayoritariamente mujeres y especialmente adolescentes. Me gustó que se haya dado la oportunidad de elegir el taller que cada uno quería», señaló.
«En el taller que me tocó dirigir pudimos rezar y cantar juntos, confirmando el valor que tiene el canto, la poesía y la oración escrita como herramientas para el cultivo de la vida espiritual. A mayor profundidad de nuestra vida interior, más presente se hace la necesidad de descubrir que en la espiritualidad están nuestra fuente de paz, de riqueza interior y de energía vital«, dijo el P. Juan Ignacio Pacheco, quién lideró un taller enfocado en la música religiosa. «Así aprendemos a amar a Dios, a los demás y a uno mismo, considerando nuestras limitaciones y también nuestros talentos, para hacer juntos el camino. Somos necesarios para Dios y cada uno de nosotros necesita del Señor y de los demás para la realización de su propia vocación y misión de vida», añadió.
El P. Jesús Ruiz realizó un taller que trataba la temática de «Dudas de fe» y contó con la presencia de personas de diferentes edades que dieron profundos testimonios. «Me encantó el encuentro cenáculo, hubo mucha disposición al diálogo, aprendí mucho de las personas que asistieron al encuentro y que se animaron a compartir sus propias experiencias. A mí me sirvió mucho prepararlo para ver mi propia experiencia de fe y ver qué elementos valiosos yo también podía compartir con las personas.. Destaco el buen ambiente y la alegría del encuentro», comentó.
«El último tramo de la vida»
Uno de los talleres que más personas recibió durante la tarde del sábado fue el que dirigió el P. Luis Ramírez que reflexionaba en torno a la vejez. «Me sorprendió el llamado de Pedro Larraín (parte del comité organizador del Jubileo) solicitándome que asumiera la responsabilidad de dirigir el diálogo con el título: El último tramo de la vida. Había decidido inscribirme como participante de la celebración del Jubileo de los 75 años por su significado para la vida de la Familia de Schoenstatt, pero sin pensar en ninguna responsabilidad en razón de mi edad», comentó el padre que hoy tiene 88 años edad y cuenta con 60 como sacerdote.
«El tema me era conocido y cercano porque en estos últimos años he estado trabajando sacerdotalmente con adultos mayores. Ellos están siendo un número importante en la sociedad, debido a los avances de la medicina, que permiten vivir más y, por lo tanto, es necesario ayudarlos a cultivar su vida de fe en esta etapa de la vida. Hoy día son muchos los que alcanzan la década de los 80 y algunos, no pocos, la década de los 90″, dijo el padre «Lucho».
En total fueron 116 personas las que se distribuyeron en 15 mesas donde se realizó una posterior discusión y profundización de la actividad. «Ese gran número me motivó a una mejor preparación. Me quedó claro que a las personas inscritas les debía quedar claro, a la luz de la fe práctica en la Divina Providencia, la importancia de su etapa de vida: qué nos está diciendo Dios con la gran cantidad de mayores en la sociedad actual y cómo nos está ayudando la Alianza de Amor con la Mater a vivir esta etapa con sentido de fe y de misión«, acota el padre.
La Virgen Peregrina: «el fruto de la misión de Kentenich»
Otro taller muy concurrido fue el que trató sobre la Virgen Peregrina y contó con la participación de más de 80 personas. Este fue guiado por Humberto Pozzobon y contó con la colaboración del P. Marcelo Aravena, quien destacó su resultado. «Fue un diálogo muy grande, lindo y productivo que fue preparado con mucho cariño por laicos sobre todo y resultó bien», dijo el sacerdote. «El fruto de la misión de Kentenich fue, es y seguirá siendo la campaña de la Virgen peregrina… En este momento es la expansión de Schoenstatt. Se puede ver en las parroquias, capillas, ermitas, oficinas, fábricas, hospitales y cárceles. Ahí está la Virgen de Schoenstatt. Y la campaña es un esfuerzo grande de evangelización que sale de los santuarios», añadió.
Aprovechando el fin misionero de la Virgen Peregrina el P. Marcelo dejó un mensaje para el movimiento de Schoenstatt en nuestro país. «Ojalá que este encuentro le dé alas y motivación al Schoenstatt chileno para que salga un poco de su letargo, temores y sus fantasmas. Espero ayude al movimiento a tener un salir audaz, creativo, que se arriesga. Que salga más al mundo y no se quede tanto en lo propio», añadió Aravena quien también es rector del Santuario Nacional de Maipú.
Destacaron también los talleres hechos por los padres Gonzalo Illanes y Raúl Espina. El primero guió uno enfocado en «la práctica del deporte y la fe» y el segundo uno en la figura del Padre Kentenich, específicamente en «el proceso de la visitación apostólica a Schoenstatt (1951-1953)«.