Con un atardecer teñido de rojo el Santuario de Bellavista, poco a poco, fue recibiendo a los cientos de peregrinos de todo el orbe que llegaron a conmemorar el Jubileo de los 75 años del Hito del 31 de mayo. Los tres días que duró esta celebración estuvieron cargados de mucho simbolismo y captaron la atención de toda la Familia de Schoenstatt que tal como decía su lema «Vamos el uno en el otro», pudo compartir y celebrar la Alianza de Amor con María .
Oficialmente se dio inicio al Jubileo el viernes 31 con una emotiva Eucaristía en la Iglesia del Espíritu Santo de Bellavista donde las banderas de todos los países donde se encuentra el movimiento ondearon acompañados del canto de cientos de peregrinos y fieles que asistieron a la misa. Finalmente una marea de velas iluminó el camino para que el P. Diogo Barata, Superior Provincial, realizara una consagración a María y dejara la Epístola Perlonga original escrita por el P. Kentenich sobre el altar del Santuario de Bellavista, tal como lo hiciera este mismo en 1949.
Al día siguiente, el sábado 1 de junio, se realizaron diversas actividades entre Eucaristías, talleres y charlas donde participaron los más de 1500 peregrinos inscritos y fue el momento de abrir el corazón a la reflexión, conversación y oración. Finalmente, el domingo 2, fue un día dedicado a Renovar la Alianza de Amor con María y tuvo su momento cúlmine cuando el Arzobispo de Santiago, Monseñor Fernando Chomali, tomó La Cruz de la Unidad que venía desde el Schoenstatt, Alemania y realizó su entronización en el Santuario de Bellavista. Así terminó esta fiesta en la que muchos miembros de nuestro instituto participaron activamente y que dejó sensaciones muy positivas.
«Me alegro mucho de haber participado de una parte del Jubileo. Creo que la familia de Schoenstatt necesitaba este impulso positivo, alegrarnos de los que somos, ahora con más conocimiento de la historia. Me impresionó ver la alegría de las personas, ocupadas en ponerse al servicio de Jesucristo donde les toca estar. Me dio mucha esperanza ver esa fuerza, esas ganas de trabajar, de salir al encuentro. Salí renovado de la misa final, con la certeza de que, una vez más, me había encontrado con Dios en la familia de Schoenstatt», dijo el P. Gonzalo Villaseca, quien reside actualmente en Estados Unidos. «Creo que los peregrinos de Austin se fueron con el corazón lleno de vuelta a a Estados Unidos con ganas de seguir dando a conocer esta misión», añadió.
«Me recordó las celebraciones jubilares de los 25 y 50 años del mismo Hito, también en Bellavista. Ellos han sido impulsos muy importantes para nuestra Familia de Schoenstatt», recordó el P. Luis Ramírez. «Destaco especialmente el ambiente de familia que reinó en todo momento y en todas las actividades. Una atmósfera transversal de alegría, de interés por el otro, de servicio. Una viva consciencia de ser familia de la Mater. Una fuerte convicción de ser hijos espirituales de nuestro Padre Fundador. Se hizo vida el lema: «Vamos el uno en el otro»», agregó.
La juventud y una mirada de futuro
Una voz que se hizo sentir durante el Jubileo fue la energía que entregaron los asistentes de las Juventudes Masculinas y Femeninas no solo de los diferentes santuarios de Chile sino también de varios países del mundo que según cuenta el P. Sergio Abarca, quien vino especialmente desde Temuco, sumó mucho a la festividad.
«La juventud te regala esperanza de que no solamente van a ser 75 años, sino que van a ser 100, 125 y más todavía y creo que que eso está bueno. Hubo momentos de de cantata, momentos de de oración, momentos de compartir y eso se agradece», dijo. «A los chicos les entusiasma compartir con gente de otras partes y de otros países. Eso los entusiasma y creo que en eso el Jubileo ayudó mucho», añadió el P. Sergio.