Por: P. Gonzalo Illanes, Director nacional Movimiento de Schoenstatt
Nunca voy a olvidar mi primer “mes de María” vivido más conscientemente. Fue en el tiempo en que llegué a estudiar a Concepción, allá por el año 2001. Se trataba de una “misa de aperrados” de la juventud universitaria de Montahue. El formato era muy sencillo: lunes a viernes, 7 de la mañana, misa de media hora y el rezo de la oración del mes. “Vamos a ser los únicos en misa”, pensé yo. ¡Pero qué equivocado estaba! La misa se llenaba. Estaba repleta de niños, jóvenes y adultos que elegían empezar el día –cada día– saludando a María y poniéndose en manos del Señor. Y luego partían, contentos y llenos de fuerza, al colegio, a la universidad o a sus lugares de trabajo.
Me descolocó tremendamente ver una iglesia repleta de personas. Me impresionó ver como recitaban, de memoria y desde el corazón, esa oración preciosa a la Santísima Virgen que parecía no acabar nunca. Pero recuerdo que lo que más me impactó, en un principio, no fue que se llenara la Iglesia; tampoco fue lo lindo y fervoroso del ambiente que se respiraba; lo que más impacto me causó fue el encontrarme con varios compañeros de curso que no iban a misa ni los domingos, pero las misas del mes de María no se las perdían. No lo podía entender. ¿Qué Iglesia escondida era esta que parecía salir a flote en noviembre? ¿Qué era lo que se despertaba en el alma de Chile con este mes de María?
Ahora bien, es cierto que nuestro país es muy distinto al de 20 años atrás. Crisis eclesial, secularización y pandemia no han pasado inadvertidas. Sin embargo, estoy convencido que el cariño por la Virgen sigue arraigado en el corazón de nuestra patria. Es cosa de ver lo que despiertan la peregrinación a Lo Vásquez, las visitas a Maipú o la fiesta de La Tirana. Tengo la impresión que en Chile el cariño por la Mater sigue siendo “algo de piel”. Pero así y todo, necesita ser animado y revitalizado.
Por eso quisiera invitarlos a que este mes de María hagamos realmente vida nuestra Alianza y nos juguemos por cuidar este patrimonio espiritual que tanta vitalidad le da a nuestra tierra. ¡Así es que vamos todos, con flores a María!
Revista Vínculo, Noviembre 2023