Entrevista original publicada en Revista Vínculo Abril 2024 y escrita por Susy Jacob
Ahora que ha asumido el cargo de Arzobispo de Santiago, ¿podría compartir sus reflexiones sobre la responsabilidad que conlleva liderar la Arquidiócesis más grande de Chile?
Nueva responsabilidad, estoy sereno, confiado en la decisión que tomó el Santo Padre de nombrarme arzobispo de Santiago. Yo nací en Santiago, fui bautizado en Santiago, todos mis sacramentos los he recibido en Santiago y, después de 12 años y medio maravillosos en Concepción, Él me ha pedido que venga a la Arquidiócesis. Aquí haré lo mismo que en Concepción, predicar el Evangelio, rezar por la comunidad, santificar y gobernar.
¿Cuáles considera que son los desafíos específicos que enfrenta la Arquidiócesis de Santiago en la actualidad?
Los desafíos son los mismos que en Concepción y en el mundo, un proceso de secularización importante, personas que no solamente no creen en Dios sino que lo ven innecesario en sus vidas. Y, también, hay otros desafíos sociales que son muy preocupantes, que tienen que ver con la pobreza material, con la pobreza espiritual, con la soledad, tantos temas que vamos a afrontar desde una lectura teológica de la realidad, en un discernimiento que haremos en comunidad.
¿Cómo piensa abordar y fomentar la participación activa de los laicos en la vida eclesiástica y en la toma de decisiones en la Arquidiócesis?
Para fomentar la participación activa de los laicos en la vida eclesiástica, lo más fundamental es que tengan un encuentro con Cristo, por lo tanto mi primera tarea es evangelizar, anunciar el Evangelio, que las personas crean en Jesucristo, que les transforma su vida y puedan así misionar, anunciar aquello que ellos creen. Y la toma de decisiones en la arquidiócesis, por supuesto la integración de más laicos, decisiones sinodales en el Consejo de gobierno, en el Consejo de órdenes, en el Consejo de consultores y también una serie de otros Consejos que hay en la Arquidiócesis.
¿Con la crisis de confianza que ha afectado a la Iglesia, ¿cuál es su estrategia para restaurar la confianza de los fieles y abordar los problemas que han surgido?
Frente a la desconfianza, la única manera es dando testimonio de una vida según Jesucristo. Yo no creo en las estrategias de marketing para revertir la desconfianza, sino que en el testimonio. Y la iglesia católica en Santiago y en Chile es mucho lo que puede ofrecer en el ámbito espiritual, en el ámbito social, en el ámbito educativo y, por lo tanto, tal vez mostrando la obra maravillosa que tenemos, las personas puedan volver a creer.
Lo vemos siempre muy activo en las redes sociales y presente a través de sus comentarios en medios de comunicación ¿es la nueva forma de evangelizar?
Efectivamente, estoy activo en las redes porque es una plataforma extraordinaria de llegar a muchas personas, a las cuales es muy difícil llegar físicamente. Creo que tenemos dos Arquidiócesis: la primera es la real, la física, donde nos miramos; y la segunda es la virtual. Y no nos olvidemos que las redes generan emociones y por lo tanto podemos llevar un buen mensaje a través de las redes y yo estoy muy empeñado en eso, mostrando a Jesucristo, mostrando la obra de la Iglesia y las personas lo valoran positivamente.
Iglesia chilena
¿Cuáles cree usted que son los principales desafíos que enfrenta la Iglesia católica en Chile en la actualidad?
El primer desafío que enfrenta la Iglesia chilena es que hay católicos tibios que requieren ser acompañados con mucha mayor delicadeza, para que vuelvan a comprometerse activamente con su iglesia. Para muchas personas, lamentablemente, los sacerdotes, los obispos, somos proveedores de servicio religioso y, la verdad, somos mucho más que eso. Somos personas que llevamos el misterio de Cristo sacramentalmente para anunciarlo a Él y para administrar la maravilla que significa tener los sacramentos.
¿Cómo piensa usted que debiera involucrarse la Conferencia Episcopal de Chile, los Obispos, con los temas que afectan a nuestro país y fortalecer el diálogo con las autoridades gubernamentales para abordar los desafíos nacionales?
La Conferencia Episcopal, los obispos, evidentemente que estamos muy preocupados con la realidad chilena y siempre estamos abiertos al diálogo con todas las autoridades y con todas las personas que nos quieran escuchar. Nosotros no tenemos lecturas sociológicas, psicológicas, políticas ni geopolíticas, sino que tenemos una mirada teológica, que contribuye al diálogo, a través de la Doctrina social de la Iglesia, que promueve la justicia, que promueve la búsqueda sincera de la verdad, que promueve el bien común, porque sabemos que es la fuente de la paz y, sobre todo, damos testimonio de solidaridad cuando la situación lo amerite. Desde ese punto de vista me siento muy orgulloso de la inmensa labor que desplegamos en tiempos de desgracia, como los terremotos, las inundaciones, la pandemia. Es mucho lo que podemos ofrecer porque tenemos una gran capilaridad de católicos repartidos en todo Chile que están muy comprometidos con la obra evangelizadora, misionera y también social.
¿Cuál es su visión sobre la Pastoral juvenil en Chile y cómo se planea involucrar a los jóvenes en la vida eclesiástica?
La Pastoral juvenil hay que fortalecerla, por cierto, y la única manera de reencantar a los jóvenes es que vean testimonios creíbles de que la vida en Cristo, la vida con Cristo y la vida para Cristo, le da a los jóvenes un sentido nuevo de la vida. Creo que es la mejor respuesta que se le puede dar a un joven que anda buscando a Jesucristo, porque le da sentido a la vida y, sobre todo, le da sentido a vivir en sociedad.
Movimiento de Schoenstatt
Usted compartió cercanamente con el Movimiento de Schoenstatt en Montahue. Y también este verano con los Padres de Schoenstatt en su retiro anual, ¿qué fortalezas destaca del Movimiento en Chile?
Estuve con los Padres de Schoenstatt en una grata cena y después de una reunión de una hora, donde les hice ver que son una gran riqueza para la Iglesia. Han sido capaces de consolidar un grupo de personas tremendamente comprometidas con la obra misionera, a través de Jesucristo y que llegan por María. La Iglesia es un jardín maravilloso que tiene muchas plantas, muchos árboles, muchos arbustos, mucho pasto, alguno muy verde, otro más seco. Y ellos pertenecen a ese jardín, al único jardín de la Iglesia y, en lo que a mí respecta, los he visto muy comprometidos en su obra misionera, acompañando a la familia, acompañando a los jóvenes y, evidentemente, que han sido una contribución importante. Además, nos han regalado cardenales, nos han regalado obispos y siempre están muy disponibles para sumarse a la vida eclesial. Yo estuve muy cerca de ellos en Concepción y ellos también estuvieron muy cerca mío. Siempre hubo un ambiente de fraternidad colaborando en la única misión de la Iglesia que es la misión de Jesucristo nuestro Señor.
Ya que nos conoce, ¿cuáles cree usted son los desafíos y oportunidades que enfrenta nuestro Movimiento de Schoenstatt en la actualidad en Chile?
Yo espero que el Movimiento de Schoenstatt tenga muchas vocaciones laicales, religiosas, sacerdotales y que puedan mostrar el rostro de Jesucristo, a través de la Madre de Dios, que es la primera redimida, es la madre de todos nosotros y es una fuente cierta para llegar a Jesús.
Conflicto Palestina – Israel
Usted es descendiente de palestinos, ¿cómo lo afecta el conflicto actual entre Palestina e Israel?
Mis cuatro abuelos son palestinos y me afecta profundamente lo que acontece en Oriente Medio. La violencia venga de donde venga nunca es una buena forma para obtener lo que se busca. La violencia solo genera más violencia. Esta es una guerra entre el Grupo Hamás y el gobierno de Israel que ha hecho un daño inmenso, de lado a lado y, lamentablemente, pareciera ser que a esos grupos la vida no significa absolutamente nada. Es dramático ver tantas personas que han muerto, tantos niños que han muerto, tantas madres que han perdido a sus hijos. Es dramático ver a los rehenes que están en una situación muy compleja y ver que los organismos internacionales tienen muy poca la influencia para detener este horror. Y, también, es muy dramático ver que la voz del Santo Padre no ha sido suficientemente escuchada.
Dada la larga historia de conflicto, ¿cuál cree que debería ser el papel de la Iglesia en la búsqueda de una solución justa y duradera?
La Iglesia ha participado activamente en conversaciones, tanto con el gobierno de Israel como con el gobierno de Palestina. Es una conversación de larga data y la Iglesia siempre ha promovido dos estados libres, independientes, con fronteras seguras, que puedan desarrollarse mutuamente y que puedan colaborar. Y esa es la posición que debemos mantener todos, pero sobre todo un no rotundo, categórico a la violencia. Porque toda vida humana, independiente de la religión, de la raza, es sagrada y la tenemos que cuidar y lo que hemos visto en estos meses es absolutamente lo contrario.
¿Cree realmente que haya posibilidades de Paz definitiva?
Soy un hombre de fe y por lo tanto creo que la paz va a tener que llegar. Tenemos que reunirnos todos quienes creemos que Jesucristo es el príncipe de la paz y que la paz es un proceso que debe ser pedido incesantemente. Y, por otro lado, volver a insistir una y otra vez que la guerra es un fracaso del hombre, es un fracaso de la sociedad, es un fracaso de los gobiernos.
Monseñor Fernando Chomali
Ingresó al Seminario Pontificio Mayor de Santiago en 1984 y fue ordenado Sacerdote el 6 de abril de 1991.
Obtuvo su Licenciatura en Teología Moral de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma y, posteriormente, el grado de Doctor en Sagrada Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En 1998 le fue otorgado el grado de Master en Bioética por el Instituto Juan Pablo II, de la Pontificia Universidad Lateranense.
Fue Profesor de Teología Moral en el Seminario Pontificio Mayor de Santiago y en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica. Fue también profesor en Ingeniería; y de Antropología Teológica y de Bioética, así como del Magisterio de la Iglesia, en la Facultad de Medicina de dicha Universidad.
En la Arquidiócesis de Santiago fue Delegado Episcopal para la Pastoral Universitaria, Párroco de la Parroquia María Madre de la Misericordia, Decano del Decanato Manquehue de la Vicaría de la Zona Cordillera, Moderador de la Curia Metropolitana y Presidente Delegado del Consejo de Asuntos Económicos.
Desde el año 2001 es Miembro de la Pontificia Academia para la Vida y fue miembro del Comité Directivo de dicha Academia vaticana.
Monseñor Fernando Chomali Garib nació el 10 de Marzo de 1957. Hizo sus estudios primarios y secundarios en la Alianza Francesa y en el Instituto Nacional. Recibió su título de Ingeniero Civil en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El 2006 el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo Auxiliar de Santiago y, el 2011, Arzobispo de la Santísima Concepción.
Desde diciembre de 2023 es el nuevo Arzobispo de Santiago.