Desde el 21 al 28 de enero se realizaron en diferentes comunas de nuestro país las Misiones Familiares de Schoenstatt, uno de los apostolados más importantes que realiza nuestro movimiento y que ya es toda una tradición veraniega. Este año hubo grupos trabajando en Río Bueno (Región de Los Ríos), Linares (Maule) y San José de la Mariquina (Los Ríos).
En Río Bueno las misiones contaron con la presencia de cerca de 80 personas (7 familias principalmente) que estuvieron trabajando en diferentes sectores del pueblo. Acompañando este grupo estuvo el P. José Tomás Pérez junto al seminarista Santiago Abella. Es tercer año consecutivo que se realizan las misiones en este lugar, ya que luego de la gran experiencia del 2023, y por petición del párroco local, se decidió volver a misionar en este pueblo cercano al Lago Ranco.
Los misioneros, aparte de recorrer las calles de la comuna visitando las diferentes casas, realizaron talleres para niños, jóvenes y adultos. Además hubo entretenidas actividades recreativas para los más chicos y el jueves 25 se realizó un exitoso bingo que repletó el salón parroquial de Río Bueno.
El día sábado 27, para finalizar las misiones, se realizó una procesión por las calles del pueblo que terminó en una misa de despedida en la Parroquia Inmaculada Concepción. «Han sido unas misiones muy bonitas con un gran ambiente de alegría y unidad. Ha habido un trabajo intenso, visitando muchas casas, realizando talleres y nosotros los padres confesando a muchas personas, pero en las noches también hay espacios de recreación que son súper importantes para generar un buen ambiente», cuenta el P. José Tomás. «Las noches de adoración han sido muy bonitas y cantadas también ya que hay varias guitarras y mucha gente del coro de Misión País. Han sido unas misiones muy cantadas», agrega.
Según relata el P. José Tomas las misiones manifiestan que no solo se está llevando el mensaje de Dios a los demás, sino que además Dios también toca nuestra puerta interior. «Se escucha mucho una típica frase que resuena en las misiones: «salí más misionado de lo que yo mision» y esto se escucha mucho en las experiencias compartidas», dice el padre.
San José de la Mariquina y Linares
Además de Río Bueno, también se llevaron a cabo misiones familiares en San José de la Mariquina, acompañadas por el padre Alejandro Martínez, donde los voluntarios compartieron con la comunidad en fraternidad llevando la Palabra del Señor, celebraron la Santa Misa y efectuaron diversos talleres. Participaron 43 personas de distintas edades, tanto matrimonios como jóvenes voluntarios. También se construyó una ermita de la Santísima Virgen María en la capilla madre del pueblo. Fueron bendecidos días de amor y de fe donde, con alegría y esperanza en familia, se construyó en la Alianza.
También hubo misiones familiares en Linares acompañadas por el P. Joaquín Puertas y la hermana María. Asistieron cerca de 90 personas (8 matrimonios) que realizaron una gran labor misionera. Llegaron papás, jóvenes de entre 27 y 13 años y hasta pequeños de 3 a 5 años. Durante estas misiones, los voluntarios no sólo visitaron los hogares y familias de la ciudad, también participaron en la Eucaristía diaria en el Templo Catedral, ocasión en que el Obispo de Linares, destacó y agradeció la presencia de tantos misioneros por haber acompañado a su comunidad.
Los misioneros también llevaron esperanza y consuelo en su visita al Hospital y la cárcel local, junto a una serie de otras actividades cada día, como talleres, bingos y un partido de fútbol, que permitieron recibir un testimonio de amor a Dios en la Iglesia de la mano de la Virgen María en la cotidianeidad del día a día.
En la capilla del Pilar se reconoció la cercanía y humildad de los misioneros, además de su ímpetu misionero, su amor a la Eucaristía y cariño de hijos hacia la Virgen, reconociendo el valor del testimonio de cada uno de ellos como el mayor desafío a desarrollar como fruto de esta misión. Por su parte, el párroco de Linares, el P. Alex Troncoso, señaló “como comunidad estamos agradecidos por el testimonio de fe, alegría, entrega y servicio y, esperamos con ansias, su regreso el próximo año, año del bicentenario de nuestra Diócesis”.
Una herencia del P. Hernán Alessandri
Un detalle importante de las Misiones Familiares es que vienen originalmente del padre Hernán Alessandri, quién en los años 80 organizó a un grupo de familias que para ir a misionar en diferentes lugares. De ahí en adelante ya son casi 40 años que el movimiento ha estado trabajando.
Incluso, según revela el mismo P. José Tomás Pérez, alguna vez durante los años 90 le tocó ser parte de unas misiones como universitario que lo marcaron mucho, ya que más allá de ser un acto de servicio, se revelan como un viaje conjunto de crecimiento espiritual.
«Uno se da cuenta que Dios no solo se encuentra presente en las casas que visitamos, sino que también está activo en el proceso de misión. Se convierte en un recordatorio vívido de que, al abrir las puertas a los demás, también estamos permitiendo que Dios entre y transforme nuestras propias vidas de maneras inesperadas y hermosas», dice el padre José Tomás