El pasado fin de semana, del viernes en la tarde hasta el domingo, el Santuario Nacional de Maipú fue el epicentro de la tradicional Fiesta de la Promesa, una celebración de fe que reunió a más de 1.200 danzantes de bailes religiosos provenientes de la Región Metropolitana y de otras regiones del país, desde Valparaíso hasta Iquique. La festividad fue organizada por la Asociación Metropolitana de Bailes Religiosos (ÁMBAR) y contó con la participación de agrupaciones invitadas de distintas zonas de Chile.
Una promesa con historia
La Fiesta de la Promesa conmemora la primera promesa hecha por los católicos chilenos a la Virgen del Carmen el 14 de marzo de 1818 en la Catedral de Santiago. En aquel entonces, el pueblo prometió construir un santuario en honor a la Virgen en el lugar donde se librara la batalla definitiva por la independencia de Chile. Dicha batalla ocurrió el 5 de abril de 1818 en los llanos de Maipú, donde hoy se erige el Santuario Nacional.
Desde entonces, los bailes religiosos renuevan esta promesa cada año, pero con un sentido actualizado: ya no para pedir la liberación del dominio español, sino para ser liberados de las «cadenas modernas» como la guerra, el odio, la mentira, la corrupción y la violencia. Con danzas, oraciones y liturgias, los fieles manifiestan su amor y fidelidad a la Virgen del Carmen, a quien llaman con cariño «La Chinita».
Es un evento masivo, parte de la piedad popular del país, y participan bailes de todo Chile. Durante esos días, un fin de semana completo, El Templo Votivo de Maipú y sus alrededores se llena de amor, colores, danza y oración.
«Fue un encuentro maravilloso, lleno de amor y reconciliación con Dios a través de nuestra Madre, la Santísima Virgen del Carmen. En cada danza, entregamos nuestro corazón como un acto de gratitud por todo lo que la vida nos ha dado. Nosotros decimos que la danza es a través de nuestra oración. Al final, las caras de felicidad son increíbles, reflejan el compromiso y la devoción de cada integrante. Cada uno lleva en su interior una promesa, un compromiso personal de seguir cumpliendo este hermoso servicio en honor a la Virgen del Carmen», dice Paola Vásquez, Caporal Mayor de la Asociación AMBAR.
Tres días de fe y devoción
Las actividades comenzaron el viernes en la noche con una liturgia de reconciliación, en la que los fieles pidieron perdón por sus pecados y errores. El sábado estuvo marcado por una gran procesión por las calles de Maipú, un recorrido que contó con el apoyo de la Municipalidad de Maipú para facilitar su desarrollo. Durante la noche, la comunidad se reunió para una liturgia de veneración a la Santísima Virgen.
El domingo, el día del Señor, se celebró la Eucaristía de los bailes religiosos, donde los participantes ofrecieron oraciones y renovaron su promesa a la Virgen del Carmen. Durante todo el fin de semana, los danzantes expresaron su fe con bailes ininterrumpidos, cantos y testimonios de alegría, fortaleciendo su compromiso con la Virgen.
«Es una fiesta hermosa de unión, amor, alegría y fe y la gente se entrega por completo esos tres días. Es el amar a Dios a través de nuestra Madre. Es una sensación maravillosa, a pesar de las cosas que pueden suceder en el camino, uno pone todo en esto y la gente se va muy contenta de poder visitar a la Madre. A lo largo de la celebración, el esfuerzo se hace sentir: los pies duelen después de tanto bailar, pero la emoción y la alegría lo superan todo. Al final, nos vamos con el corazón lleno y con una fe inmensa, sintiendo la presencia de Dios en cada uno de los participantes», agrega Paola.
El evento también contó con el apoyo de colegios cercanos y del mismo Santuario Nacional, que abrieron sus puertas para alojar a los peregrinos brindándoles un espacio de descanso y alimentación.
Un testimonio de fe popular
La Fiesta de la Promesa no solo es una tradición religiosa, sino también una expresión viva de la fe popular. El P. Marcelo Aravena, rector del Santuario Nacional de Maipú, destacó la gran presencia de jóvenes, adultos jóvenes y familias con niños, lo que considera una fuente de esperanza para la Iglesia.
“Eso da esperanza y ánimo para seguir construyendo Iglesia. Esta es una expresión popular de la fe que sin miedo y sin complejos muestra lo que cree y da testimonio de su fe bailando y expresando alegría. ”, comentó el P. Marcelo.


























Fotos cortesía de Santuario Nacional de Maipú, @ambar_stgo y @callejera_conlentes