En el contexto del mes de la solidaridad conversamos con el P. Claudio Martínez Felmer, actual director pastoral de María Ayuda, la obra social más grande que está bajo el alero de nuestra comunidad. Este año cumplió 41 años desde que el padre Hernán Alessandri la fundó en 1983. «Es un hito importante para nosotros. En nuestra última memoria, calculamos que al menos 8,000 niños han sido acompañados, atendidos y cuidados por María Ayuda en estos 40 años. Es un número significativo que refleja el impacto que hemos tenido en la vida de tantos niños y familias», dice el P. Claudio.
¿Cuántas residencias tiene actualmente María Ayuda y cuál es su enfoque?
Contamos con 10 residencias a lo largo de Chile, desde Iquique hasta Temuco. Siete de ellas son hogares de niños, dos son hogares para madres adolescentes con sus hijos, y tenemos un hogar oncológico en Santiago que acoge a familias de regiones cuando los niños vienen a realizarse tratamientos complejos de cáncer. Este hogar se convierte en su casa durante ese tiempo tan difícil. En total, atendemos a unos 250 niños al año y contamos con 340 trabajadores en todas nuestras residencias y en la casa central.
¿Cuáles son los proyectos actuales de María Ayuda?
Actualmente, estamos enfocados en sacar adelante el proyecto Casa Alma, que forma parte de nuestro plan estratégico para los próximos años. Ya tenemos dos Casas Alma: una en Los Ángeles y otra en La Florida, en el hogar Santa María, el hogar original que inauguramos el año pasado. Estamos trabajando en fortalecer nuestros convenios con el Estado para crear hogares familiares con un máximo de 12 niños o niñas, lo que nos permite brindar una atención y acompañamiento más personalizados.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta María Ayuda hoy?
Nos encontramos en un tiempo desafiante. La subvención que recibimos del Estado cubre solo la mitad de nuestros gastos; el otro 50% debemos buscarlo a través de socios y alianzas con empresas. Por ejemplo, nuestra colecta anual, que se realiza de manera virtual, no alcanzó la meta esperada, obteniendo poco más de un tercio de lo proyectado. Además, hay una presión constante por recibir más niños, pero el Estado no tiene la capacidad para crear nuevos hogares. También estamos viendo que muchas instituciones de protección a menores han cerrado en el último año debido a la falta de financiamiento y las dificultades del sistema. Esto hace que nuestro trabajo sea más complejo.
¿Cómo afecta esta situación a los niños que ustedes cuidan?
Estamos recibiendo niños con mayores problemas de salud mental y traumas más complejos, lo que nos obliga a invertir más recursos para brindarles la atención adecuada. Es un desafío constante, pero seguimos trabajando con mucho esfuerzo para que el sueño del Padre Hernán Alessandri se haga realidad y podamos ofrecer un buen presente y un mejor futuro a todos los niños que Dios y la Mater nos envían.
Usted mencionó que comenzó a trabajar en María Ayuda en 2020. ¿Cuál ha sido su experiencia hasta ahora?
Comencé como capellán nacional en octubre de 2020 y desde diciembre del año pasado soy el director pastoral. Ha sido una experiencia profundamente enriquecedora, llena de desafíos pero también de grandes satisfacciones. Ver cómo podemos impactar positivamente en la vida de estos niños y sus familias es algo que nos motiva a seguir adelante, a pesar de las dificultades.